Cuando se queja alguien, quiere una solución.
Cuando cuando denuncia alguien quiere una compensación económica.
En la queja siempre va la advertencia.
En la denuncia va implícito el castigo.
Parecen lo mismo pero no es lo mismo que te avisen a que te castiguen.
Y en el abanico de nuestros deseos sopesamos las quejas y las denuncias para conseguir objetivos vitales o de derechos no reconocidos. Y en este sin fin de encrucijadas gana aquel que mejores intenciones lleva.
Y es que la intención es lo que cuenta.
Y si alguien ya dijo esto, y yo por supuesto lo ignoro, creo que repetirlo nunca viene mal.
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