Jamás hagas lo que otros quieren que hagas, por la sencilla razón, de que dejaras de ser tu, para convertirte en nadie, en nada.
Es la triste realidad, por querer hacer feliz a otros, vendemos nuestra alma, y nuestro destino, y si cambiamos el rumbo de donde se dirige nuestro destino, caemos en el pozo, sin retorno, en el vacío más absoluto, en la perdida del yo, y de la propia vida.