No puede cambiar aquel, que no quiere escuchar, y aquel que no quiere ver.
Hay personas que sus convicciones, experiencias, y rencor son tan fuertes, que ni oyen ni ven, y son imposibles de sacar de su oscuridad. Vuelven una y otra vez a chocar con las mismas piedras, y se acostumbran a perder, y se olvidan que alguna vez ganaron. Estas personas se las suele dar por irrecuperables, el reto de un trabajador social es poder sacar algo positivo de ellas, apelando como siempre a la fibra emocional, si aún puede utilizarse como método valido, si aún no está endurecido lo que es todo el contenido psicológico, como carga emocional, digamos que de carga negativa. La verdad es, que por mucho que trabajemos, solo cambiará aquel individuo que quiera realmente hacerlo.