El formador que vive y trabaja, por su remuneración, su reconocimiento, y por la comodidad del puesto, termina siendo cualquier cosa menos un formador.
Para formar no hay que pedir nada a cambio, si viene bueno es, pero el principal objetivo de un formador es formar, las condiciones en las que lo haga, ya sera harina de otro costal, la formación a de primar siempre a los intereses personales. Cuando se anteponen los intereses personales, no se tiene vocación de formador, sino de educador por incentivos económicos.
formar, sanar, ayudar, en definitiva son profesiones que su fin es darse a los demás, si las confundimos con nuestro propio bienestar, ni nos hacemos ningún bien a nosotros mismos, ni hacemos bien a nadie, ya que nunca realizaremos la labor que hemos decido realizar como meta prioritaria en nuestras vidas.