jueves, 23 de febrero de 2012
Motivar o obligar
Motivar es mucho más rentable, que obligar a hacer cualquier cosa. La obligación en si misma desmotiva, y produce una conducta completamente inversa a lo deseado en cuanto a la finalidad en si, de la obligación. Cuando obligamos puede dar lugar a una injusticia que no se puede manejar de la forma más deseada, como consecuencia de la poca flexibilidad que goza cualquier obligación. Si las acciones se enfocan desde la motivación, la obligación quedaría obsoleta ante una acción que si es querida y deseada por el cliente.
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