Residencias una carcel o un lugar para vivir. Las residencias siempre serán igual que una carcel, pero hay que hacer de estos lugares un lugar para vivir, y no para vegetar. Son los profesionales los que han de crear un clima de vida, y alegria constante, para que la reclusión no suponga una angustia, y recuerde constantemente que despues de esto no hay nada más. El contacto con el mundo esterior tiene que darse si o si, no hay mayor estimulo, que ver la vida con nuestros propios ojos. La reclusión da lugar a la muerte de la persona, ya que la ilusión de vivir se va apagando. No podemos aparcar a las personas porque estorban, somos muchos y hay que concienciar a las familias, a la sociedad, y a las instituciones que hay que hacer un esfuerzo, por integrar a los más débiles a la sociedad y hacerles participes de la vida y de todo lo que esta le puede proporcionar. Mientras exista una persona ociosa, no puede haber una persona disminuida o anciana sola. Todos hemos de ser personas capaces de ayudar a los demás, sobre todo cuando no tenemos nada que hacer. Una residencia apartada del centro urbano, ha de realizar excursiones periódicas al mismo, la terapia en este sentido despierta en ocasiones las ganas de vivir, solo por ver que pasa ahí fuera.