martes, 25 de noviembre de 2014

Faltar a la persona

Un profesional de lo social, deja de ser profesional en cuanto falta a la persona, o a un conjunto de personas, o así mismo. La exigencia de un profesional social es tal, que no puede permitirse el lujo de caer en la trampa de sus propias vísceras, y comportarse como un ser irracional, ante cualquier persona en estado de enfermedad y necesidad. Pero no solo en estos colectivos que son los primeros a respetar, sino en toda aquella persona, que sin ser de su misma forma de pensar o actuar debe respetar igual o más que si fuese de su misma forma de pensar o actuar.

Si un profesional tiene en cuenta que está constantemente vigilado en su forma  de actuar  para con los demás, es seguro que intentará no fallar, pero es más eficaz ese profesional que ha aprendido a ser integro, y honesto consigo mismo pues lo será también con los demás.