Repetimos, infinidad de cosas que nos gustan en la vida. Pero no nos damos cuenta que buscamos la rutina y la repetición, porque nos da seguridad. La seguridad tiene una doble cara, si la seguridad es muy profunda podemos hablar de acomodación, y quien se acomoda, incomoda al que quita el espacio y el tiempo, ya que en la vida todo es un proceso de movimiento, y el que se para entorpece al que se mueve, que la perece no llegue a nuestras vidas, no solo paramos la nuestra sino que también entorpecemos la de los demás. De aquí viene que estamos todos interrelacionados, luego cuando alguien se para, no se para solo el, sino a los que tiene más cerca obliga a pararse.
Es obligación del trabajador social, intentar que nadie se pare, que el movimiento exista en cada persona, y que no hay momento muertos, sino de desidia y desconocimiento. El tiempo es lo que nos falta, y jamas han de ser los demás culpables, de la falta de iniciativa propia.
El tema es como penalizar al que se para y quien vigila al que vigila. Todos tenemos que tomar conciencia que debemos vigilarnos, y vigilar a los que nos rodean, no es coartar la libertad, sino hacer responsable a los demás de si mismos, y de todos cuantos les rodean.
Seamos consecuentes y las sorpresas no se darán, y al seguridad vendrá simplemente de nuestro bien hacer.