lunes, 19 de noviembre de 2012

Maldad

La maldad existe, es algo con lo que se tiene que contar, hay personas que disfrutan haciendo el mal, como el que disfruta haciendo bien. Es tan sencillo como eso.

La maldad, jamás hay que alimentarla, esta crece de forma mostruosa hasta limites insospechados, si no sabemos detectarla, y tratar de estabilizarla. La maldad estabilizada se puede controlar, y conseguir que la persona no disfrute haciendo daño eso es más complicado. Si la persona ha sido educada de forma que el mal era el universo y su verdad, es muy difícil que esta persona llegue a cambiar de actitud. Nadie sabe muy bien hasta que punto esa persona puede ser capaz genéticamente, en conservar esa maldad quizás innata desde el nacimiento. Y es que lo genético y familiar están tan unidos, que luchar contra ello es imposible, pero el mal también se puede moldear, y se puede conseguir que estas fuerzas negativas, tengan alguna utilidad para transformarlas en algo positivo. De forma que si estas personas empiezan a conocer las recompensas por cambio de actitud, cambien simplemente, por recibir recompensas, porque lo bueno nos gusta a todo el mundo.

La maldad existe, lo que no hay que hacer es negarla, pues entonces es cuando la batalla ya está perdida.

Profesional del T.S

El profesional del trabajo social que tiene miedo a que desaparezca su profesión, no tiene miedo real a eso, sabe que el trabajo social nunca morirá, lo que tiene miedo es a perder el puesto de trabajo cómodo y remunerado que la sociedad le proporciona, es el típico burócrata que no es profesional. 

El origen del trabajo social, viene de aquellos que tenían, y daban a los que no tenian para vivir, pues les correspondía por derecho, el poder subsistir, ya que el que daba vivía bien a causa de que los pobres vivían mal o no tenian para vivir.

Un trabajador social pagado por una administración es un mero agente de control social. 

Un verdadero Trabajador Social, es el que tiene capital propio y lo cede voluntariamente, para mejorar la sociedad. 

No te puedes llamar trabajador social, si, ni tu mismo puedes sobrevivir, sin trabajar.

El trabajador social no puede luchar por el pan de otro, si necesita también alimentarse  para poder ayudar. Es el conflicto existencial, donde cae en la misma red, de la que quiere sacar a los demás. No tiene el poder, pues no tiene el capital. 

Y si lucha por un capital y unas ideas estamos hablando de política social, hacer politica, convertirse en animal político, que confunde capital, con los derechos humanos.

La complejidad del trabajo social, es enorme, puede ser un movilizador de cambio, pero nunca podrá imponer su existencia como algo a remunerar, no tiene ningún sentido ético, es tratar de vivir de una miseria, que en realidad quieres que exista para que tu puedas comer de ella, pidiendo al capital dinero para que esta se mantenga. Es el horror de los buitres viviendo de la carroña.