Es el miedo, ha realizar cosas nuevas, y si estas no salen bien, corremos el riesgo de pagar por ello, pero si en cambio salen bien, son otros los que se cuelgan las medallas.
Este es el problema de no innovar en el trabajo social, nos cortan las alas antes de empezar, y parcheamos, aunque sabemos que la solución no es esa, pero lo establecido hace que no intentemos nuevos métodos y estrategias para mejorar el servicio, un servicio que como siempre se valora poco, pero ayuda mucho.