La verdad es solo una, pero hacemos de ella algo ambiguo, confuso, relativo.
Es el miedo a la verdad, lo que nos deja sin nuestra libertad, solo si afrontamos nuestra verdad, lograremos y conseguiremos actuar como verdaderamente queremos.
La verdad no ha de ser confusa, sino clara, no ambigua sino una, no relativa pues no sería verdad sino duda.
La verdad, no es lo que vemos nosotros, sino aquella que podemos ver nosotros y los demás también, que nos hace crecer, y nos de la sensación de velocidad, pero sin vértigo ni angustias, con una sensación de continuo fluir con sensación de placer y felicidad.
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