jueves, 15 de noviembre de 2012

Se puede desconfiar pero ser respetuoso.

Desconfiar, es lo más normal en las personas que lo pasan muy mal, que les han dado muchas veces la espalda, que les han cerrado un montón de puertas, que les han hecho daño físio y psíquico.

Todas estas personas desconfían, y es una desconfianza casi agresiva. Su dolor es inmenso, y la angustia aún mayor. Pero si ponen la confianza en alguien, esta no les puede defraudar, pues su respuesta ante una decepción puede ser muy peligrosa. Esto es con lo que se enfrentan las Trabajadores Sociales todos los días, ellas no tienen protección ninguna, y sufren la violencias en silencio. Algunas enferman, y otras abandonan. No es fácil luchar contra corriente, son las que dan la cara por la sociedad, para que la convivencia sea posible, pero no se valora.

Pero también sucede en otras profesiones, como médicos, policías... todo aquel que lucha por el bienestar de la sociedad, y son el escudo con el que cuenta la sociedad para evitar el desorden y las injusticias, y gozar de buena salud. 

El respeto a las profesiones que luchan por mantener una sociedad sana, merecen un respeto.

Si respetásemos a estos profesionales, los resultados serían más positivos, y realizarían mejor su trabajo. 

Nunca muerdas la mano que te quiere ayudar.

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