Cuando hablamos de rehabilitación, son muchos los factores y las personas que intervienen en esta acción, la complejidad que encierra este proceso, hace que no se pueda explicar, en dos palabras.
Para poder rehabilitar a una persona, primero esta tiene que tener la voluntad de hacerlo, y quienes le van ayudar, tener la confianza plena de que lo van a conseguir. La voluntad por todas las partes es lo más importante, y no tanto los recursos con los que contemos. La rehabilitación puede ser parcial, o total, todo depende del daño producido tanto emocional, como psíquico, estado a nivel biológico, y de formación por parte del cliente. El entorno donde desarrolla su vida diaria, familia, amigos, conocidos, todos influirán de alguna manera al progreso, o retroceso del tratamiento. La complejidad es tal que a veces puede parecer imposible, conseguir las metas deseadas, pero teniendo en cuenta que es la motivación del cliente lo que hay que incentivar, nos ayudara bastante en el proceso. Para saber motivar al cliente, primero hemos de conocer a este mínimo, mejor el mismo se conoce. Es un trabajo constante, y de una constante supervisión, con una evaluación continua y diaria de todos los acontecimientos, que envuelven al cliente. Hacer participes a las personas que rodean a la persona a rehabilitar, de los logros, sera un camino que dará solidez a su continuidad. La Rehabilitación también incluye recaídas, y las recaidas solo nos tienen que indicar, que tenemos que estudiar como se ha producido, y tomar las medidas necesarias para no volver a cometer el mismo error.
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